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Aprendiendo sobre evaluación

Resoluciones de año nuevo y la evaluación de competencias

Pronto inicia el año escolar en Guatemala. En este nuevo ciclo, las educadoras y los educadores del país tenemos una nueva oportunidad para lograr ciudadanos competentes en tantas áreas, de las cuales en algunas nos hemos quedado rezagados como consecuencia de la pandemia.

Una competencia abarca habilidades, capacidades y conocimientos que un estudiante debe cumplir con eficiencia para desempeñarse en un campo; por ejemplo, una persona puede ser hábil para cocinar, pero no ser un chef o cocinero competente.   Un niño de primaria puede tener habilidad para recitar e incluso copiar el abecedario con letra legible y, sin embargo, no ser un lector o escritor competente. Cuando una persona logra la competencia, se desempeña bajo unos estándares mínimos que la certifican como competente en una profesión, una especialidad o un área básica, como sucede en la primaria.  

Este inicio del primer año presencial después de la pandemia es la mejor oportunidad para determinar qué competencias deseamos recuperar o bien lograr en los estudiantes de todos los niveles y grados.  Cualquiera que sea la expectativa, es preciso asegurarnos de que, primero, comprendamos qué significa una competencia; segundo, de que plasmemos en papel la o las competencias que deseamos lograr de forma tan clara que cualquier persona involucrada, ya sea estudiante, padre de familia, director o supervisor, pueda comprender qué desempeño se espera del estudiante; tercero, y sobre todo, de que podamos recolectar evidencia adecuada para afirmar que una persona es competente después de haber otorgado las oportunidades de aprendizaje adecuadas.

La redacción de una competencia puede darse de diferentes formas. Yo son afín a la redacción que tiene tres elementos: 1) un verbo, 2) un sustantivo y 3) un estándar mínimo.  Empezaremos con un ejemplo concreto.   Un niño de tercero primaria debe leer un texto acorde para el grado de forma fluida. En esta competencia, el verbo, leer, indica qué debe hacer la persona.  Luego, el sustantivo, texto acorde para el grado, indica en qué se aplica la acción del verbo, en este caso leer. En gran medida, el sustantivo implica determinar la complejidad cognitiva que posee el objeto al cual se aplicará la acción; por ejemplo, los textos pueden ser complejos por tres elementos: 1) su longitud, 2) su complejidad sintáctica y 3) el vocabulario.  Cuando pensamos en esta competencia para tercero primaria, elegimos textos con una longitud, una complejidad sintáctica y un vocabulario específicos; si se tratara de un texto para primer año de universidad, elegiríamos un texto con longitud, complejidad sintáctica y vocabulario diferentes a las de tercero primaria.  Finalmente, al redactar una competencia, también elegimos el estándar mínimo de logro, es decir que al leer un texto de tercero primaria debemos pensar en una medida que indique la fluidez mínima aceptable para el grado, lo que también haríamos al asignar una noticia para un estudiante de primer año de la universidad.

Esta propuesta de redacción de una competencia es ventajosa porque permite elegir las tareas y evaluaciones para evidenciar que una persona la ha logrado o está en camino de lograrla. En ese sentido, para evaluar que un estudiante de tercero primaria lee con fluidez bastará con solicitarle que lea un texto con la complejidad que hayamos determinado y medir el número de palabras por minuto.  

Aprovechando que estamos iniciando el año nuevo, sugiero que nuestras resoluciones de año nuevo se redacten de forma similar. Por ejemplo, bajar 15 libras a través de ejercicio en lugar de metas más ambiguas como adelgazar o hacer ejercicio. Aquí hay otros ejemplos con la misma estructura de redacción de competencias:

Tabla 1: Ejemplos de competencias y evaluaciones

CompetenciaEvaluación
Plantear un diseño metodológico pertinente con la pregunta de investigación Diseño metodológico
Redactar una noticia con base en fuentes verificables  Noticia 
Elaborar un reporte sobre una entrevista psicológica Reporte de entrevista 

Para lograr una competencia, el estudiante deberá tener oportunidades de desarrollarla.  Este proceso puede ser producto de uno o varios cursos.  Dicho de otra forma, es difícil observar el logro de una competencia en la primera clase o en la segunda. Es más, algunas competencias tomarán años en lograrse. 

Los docentes organizan un conjunto de situaciones pedagógicas para lograr que sus estudiantes logren una competencia.  Algunas de estas situaciones pueden ser: entregar instrucciones explícitas sobre un tema, elegir ejercicios de práctica, propiciar trabajos cooperativos, entre otros.  Sin duda esa organización de actividades será más eficiente cuando se parta de una definición clara de la competencia y de la evaluación o expectativa de logro de la misma.  

Por ese motivo, en el programa de un curso o en la planificación anual, el docente debe evidenciar el proceso que una persona debe cursar para llegar a ser competente. Asimismo, en su planificación el docente evidencia este proceso a través de la ponderación de cada situación pedagógica que diseña, así como de la retroalimentación que otorga al estudiante sobre su desempeño.   

Hablemos de ponderación y retroalimentación con este ejemplo.  Para que una persona logre escribir una noticia, deberá primero leer y recibir instrucción de un experto sobre cómo se escriben las noticias. El experto en un contexto educativo con frecuencia es el profesor o instructor. Luego observará a dicho experto escribir noticias.  El docente otorgará varias asignaciones para que el estudiante practique cómo se escriben las noticias y otorgará retroalimentación al estudiante sobre cada intento.  Finalmente, el estudiante escribirá una noticia con la que demuestre a su profesor o a su empleador que logró la competencia de redactar noticias.

En este proceso de desarrollo de una competencia, la evaluación y la calificación de las tareas del curso deben ser congruentes con el ciclo en el que se inicia siendo inexperto, luego se avanza en las habilidades y capacidades, hasta llegar a ser competente.   Así, cuando el estudiante se inicie en la redacción de noticias, el profesor ponderará las tareas con un punteo modesto.  Conforme el estudiante practique, el docente aumentará el punteo para mostrar la expectativa de mejoría. Finalmente, el docente otorgará la mayor puntuación a la noticia con la que el estudiante demostrará que logró la competencia.  La Tabla 2 muestra un ejemplo de esta distribución del punteo hacia el proceso de lograr una competencia.

Tabla 2. Ejemplo de asignaciones de curso y su punteo

Asignaciones del cursoPunteo
Participación en clase sobre explicación para elaborar una noticia5
Práctica 1. Elaborar noticia 10
Práctica 2. Elaborar noticia20
Práctica 3. Elaborar noticia 25
Proyecto final40

Como se puede observar, no se otorga la misma puntuación a todas las tareas, sino que se otorga el mayor puntaje a aquella con la cual se demostrará el logro de las competencias.  Esto tiene como ventaja que pueda otorgarse retroalimentación al estudiante durante sus prácticas para que pueda mejorar durante el curso.

Como habrán intuido, el elemento clave de este proceso es la retroalimentación.  En aquellas situaciones pedagógicas en las que el docente otorgue baja puntuación otorgará, a su vez, mayor retroalimentación.  Esto dará el mensaje al estudiante de que aún no es competente y que necesita seguir practicando.  Además, la retroalimentación debe ser congruente con el estándar mínimo claramente definido en la competencia. Por otro lado, la situación pedagógica (proyecto o examen final) que tiene la mayor ponderación será la oportunidad para el estudiante de demostrar que logró la competencia.  Esto no significa que el docente no otorgue retroalimentación, pero esta será una evidencia de que, después de un proceso donde hubo suficientes oportunidades para aprender, el estudiante aún puede mejorar su desempeño hasta llegar a ser experto.

Espero con este texto aportar a su planificación de este nuevo año escolar. Espero que las educadoras y los educadores del país podamos definir competencias claras que deseemos que nuestros estudiantes logren al finalizar el ciclo.  También es mi deseo que la evaluación les sirva como herramienta para evidenciar que, efectivamente, sus estudiantes serán competentes en áreas nuevas. Finalmente, deseo que superemos los rezagos que nos dejó la pandemia. Sin embargo, lo anterior no sucederá hasta que aclaremos, escribamos y comuniquemos qué queremos lograr este 2023.