Mis amigos y mentores de NCIEA publicaron hoy un artículo brillante sobre aprendizaje y evaluación en tiempos de COVID-19. Sentí la responsabilidad de escribir las ideas principales del artículo en español a la vez que le pongo un poco de mi sazón al tema.
El artículo inicia con la siguiente cita de la entrevista con el educador Jal Mehta:
Desde una perspectiva de aprendizaje más profundo, lo peor que podría hacer sería tomar el mismo tipo de hojas de trabajo que los estudiantes hacen en la escuela y ponerlas en línea. La motivación intrínseca es más importante en un aula virtual y, por lo tanto, es más importante encontrar tareas que involucren los intereses y curiosidades de los estudiantes. Mientras, los estudiantes tienen significativamente más tiempo y con horarios más flexibles, esta cuarentena es muy adecuada para el aprendizaje basado en proyectos o aprendizaje basado en desafíos, donde los estudiantes trabajan de una manera más enfocada para producir un producto o explorar una pregunta interesante. Para los niños mayores, COVID-19 puede ser un lente a través del cual puedes aprender matemáticas, política, salud pública, comportamiento humano y mucho más (Jal Mehta, 2020).
La cita no pudo tener más sentido para mi en este momento, mientras trato de equilibrar mi trabajo como investigadora educativa y mamá/educadora de mis hijos de 4, 7 y 9 años. Aún no he sido exitosa.
Cada lunes por la mañana, mis hijos reciben sus tareas a través de Google Classroom para ser entregadas el viernes de esa misma semana. Como era de esperarse, cada maestra, de cada materia, de cada uno de mis hijos, envía su propia lista de tareas, esperando que cada uno de mis hijos cuente con un dispositivo electrónico propio para descargar sus tareas, luego las imprima, las realice por sí mismo y las suba de nuevo en la plataforma. Aunque en mi casa el tema de los dispositivos pueda estar resuelto de la mejor manera posible, la realidad es que yo termino organizando las 15 tareas de cada uno de mis hijos y organizando mi propio horario, de trabajo y personal, para poder orientar a cada uno en la resolución de sus tareas. Aunque cada semana me he organizado mejor, han pasado cinco semanas con esta rutina y cada viernes termino exhausta.
He seguido las disposiciones publicadas del gobierno de Guatemala para entregar educación a distancia en el sector público del país. No es sorpresa que mis hijos están en una situación privilegiada en comparación con la mayoría de los estudiantes de Guatemala. Y entonces, agradezco a Dios las oportunidades que tenemos y tomo energías para una semana más.
Sin embargo, indistintamente de las modalidades y oportunidades de cada estudiante del país para recibir educación a distancia en esta cuarentena, no dejo de preguntarme si realmente mis hijos y el resto de los niños del país continúan aprendiendo en tiempos de cuarentena cuando todos están fuera de la escuela. ¿Estamos utilizando la educación a distancia más adecuada para lograr aprendizajes?, ¿Saben los padres qué esperara cada maestra en la tarea que asignan en línea? ¿Estamos los papás y maestros apoyando o desmotivando a los estudiantes a aprender durante la cuarentena? ¿Qué prácticas de los padres propician mejores aprendizajes? ¿Será este un año perdido en términos de aprendizaje? Todas estas son preguntas fascinantes para una investigadora educativa como yo. Por ello, pienso que el artículo de NCIEA da algunas luces para responder estas preguntas. Y pienso que tenemos una gran oportunidad para aprender sobre educación a distancia y virtual en países en vías de desarrollo. Al final de este post, doy algunas sugerencias para las mamás que están empeñadas en que sus hijos sigan progresando en sus aprendizajes y no retrocedan durante la pandemia.
Entonces, ¿por dónde empezamos a desarrollar y lograr aprendizajes en nuestros hijos/alumnos en esta cuarentena?
Enfocarse en competencias y no en contenidos
Una competencia es un conjunto de habilidades que nos permiten desempeñarnos en algo. Por ejemplo, leer es una competencia porque implica dominar varias habilidades como conocer el alfabeto, desarrollar vocabulario, unir letras en palabras, y nos permite aprender de libros y de textos en sus diferentes presentaciones. Un contenido, por el contrario, es una porción de conocimiento de cualquier tema y no implica que podemos desempeñarnos en algo. Por ejemplo, aprender los ríos de Guatemala no necesariamente nos permitirá desempeñarnos para leer un mapa. Aprender una competencia implica que sabemos cada vez más, que lo hacemos mejor o que podemos desempeñarnos en situaciones más sofisticadas. Por ejemplo, al aprender la competencia lectora, cada vez leemos más texto, lo leemos mejor y podemos leer de temas más complicados. Las competencias no son un tema novedoso en educación. Pero, la educación tradicional tan arraigada en los educadores ha impedido hacer un cambio de paradigma.
Según NCIEA, el primer paso para lograr aprendizajes en educación a distancia es enfocarnos en competencias y no en contenidos. Y luego, priorizar las competencias más importantes de cada grado. Esto, en teoría, permitiría que los niños no se estanquen y que, al volver a las aulas retomen contenidos y procedimientos del currículo. Entonces, cada docente debe hacerse la pregunta: ¿cuál es la competencia o competencias más importante(s) que deben desarrollar mis alumnos en este grado? Por ejemplo, en primero primaria, indiscutiblemente es la adquisición de la lectura y escritura y el sentido numérico. En cuarto primaria, probablemente sean la producción escrita y la lectura con comprensión. En matemática me atrevería a decir que sería la resolución de problemas aritméticos. En resumen, cada docente priorizaría aquellas competencias que los estudiantes de determinada edad no pueden dejar de practicar para no retroceder.
Aprendizaje por proyectos
El aprendizaje por proyectos tampoco es un tema novedoso en educación. Es una metodología conocida para desarrollar competencias porque propicia el pensamiento crítico, la creatividad y la aplicación de diferentes competencias en un solo proyecto.
La pandemia ha significado que los niños tengan más tiempo y horarios más flexibles en casa. Estas nuevas rutinas facilitan que los estudiantes puedan investigar más a fondo sobre diferentes temas. A partir de sus investigaciones los estudiantes desarrollan un producto (proyecto) que documenta o muestra su aprendizaje. Dicho de otra forma, aprender por proyectos se refiere a que el niño desarrolle un producto sobre un tema que investigaron y en donde pueda aplicar las competencias priorizadas para el grado. De manera que, la maestra debe preguntarse ¿cuál es un tema relevante que los estudiantes pueden investigar y cuáles productos pueden desarrollar para mostrar la competencia priorizada?Por ejemplo, el COVID-19, en sí mismo, es un tema relevante en la vida de todas familias en este momento como bien afirma Jal Mehta. Pero hay otros temas importantes para el grado correspondiente que se pueden profundizar.
Cuando en la casa hay varios niños, el proyecto puede ser también una oportunidad para propiciar aprender con otros. La educación virtual tiende a ser más individualizada y hay menos oportunidades para discusiones que regularmente lideran los docentes en las clases presenciales.
Evaluación formativa y calificaciones más flexibles
Según NCIEA, El COVID-19 también nos permite replantearnos la forma de evaluar a nuestros estudiantes. Según NCIEA, no se trata de simular electrónicamente el mismo patrón de evaluación del aula. Cada madre está enseñando a su manera la forma de resolver las tareas de sus hijos, lo que hace imposible suponer que todos los niños han tenido la misma oportunidad de aprender y por ende, no es posible estandarizar la evaluación. La pregunta que debe plantearse cada docente es la siguiente: ¿se encuentra el alumno en camino de dominar la competencia esperada con el producto entregado?
Para responder esta pregunta, NCIEA recomienda evaluación formativa en la que el alumno entregue un producto y que en este se evalúe la competencia(s) priorizada(s) en términos de si el alumno muestra que está en proceso de lograrla(s) o no.
Sin embargo, más allá de la imposibilidad de esperar que todos los niños del aula han tenido la misma oportunidad de aprender el tema en cuestión, el COVID-10 nos está dando una oportunidad para que los estudiantes exploten su creatividad y el pensamiento crítico. Por lo que no es posible esperar respuestas correctas e incorrectas en sus productos; lo que hace necesario relajar algunas reglas de calificación típicas. La sugerencia de calificación de aprobado o en proceso es una del artículo de NCIEA.
Sugerencias para papás y mamás educadores en tiempos de COVID-19
Finalizo el artículo con algunas lecciones aprendidas en la aventura de ser mamá educadora en las últimas 5 semanas.
- Indaguemos sobre cuál es la competencia(s) priorizada(s) para el grado de cada uno de nuestros hijos.
- Tratemos de encontrar temas en común entre las tareas de nuestros hijos para desarrollar proyectos en casa.
- Pensemos siempre en aprender y no solo en entretener a nuestros hijos.
- Juguemos juegos de mesa. Cambiemos el idioma para jugar juegos clásicos para aquellos hermanos que aprenden un segundo idioma.
- Hagamos competencias de operaciones simples de matemática entre los miembros de la familia.
- Continuemos discutiendo y hablando en familia. Esto facilita el vocabulario y el aprendizaje social.
- Leamos todas las noches a nuestros hijos.